*Por Juliana Díaz Lozano, del Laboratorio de Género y Comunicación Social- FPYCS-UNLP
En el día de la
fecha se cumple una semana del inédito temporal que padecimos en La Plata, el
Gran Buenos Aires y la Capital. El agua ya bajó en la mayoría de los barrios
más afectados, pero, las problemáticas y las consecuencias de las inundaciones
recién comienzan a surgir. Como sociedad demostramos la capacidad de respuesta
inmediata a las necesidades de las familias inundadas, la activación y creación
de redes de solidaridad, las inmensas colectas, el trabajo mancomunado. Nos
parece importante, sin embargo, visibilizar fundamentalmente el lugar de las
mujeres en esta empresa, ponderar un trabajo y una entrega que merece una lupa
de género, una reivindicación particular.
Bien sabemos
que muchas veces los roles tradicionales que desempeñan las mujeres en nuestra
sociedad están relacionados con el ámbito privado, con el trabajo doméstico no
remunerado, con las tareas de cuidado. Y también sabemos que esa división
sexual del trabajo conlleva dinámicas de opresión de género que reservan para
los varones la gestión del espacio público y político. Sin embargo, en los
peores momentos de nuestra historia reciente, la crisis del 2001, para citar un
ejemplo, quedó demostrado que fueron las mujeres quienes primero tomaron el
espacio público para garantizar la subsistencia familiar, buscando trabajo,
inventando trabajos, pero sobre todo, saliendo a darse la mano con otras
mujeres para “salir” colectivamente.
Las
inundaciones en nuestra zona, La Plata, Berisso y Ensenada, también fueron el
marco de nuevas formas de solidaridad y participación popular. En todas las
actividades de estos días frenéticos destacó el papel de las mujeres, como
organizadoras, convocantes, trabajadoras. Comedores, copas de leche, roperos
comunitarios, organización de donaciones, gestión del trabajo desde las
Facultades, todas estas tareas han tenido el sello de las mujeres.
Ahora viene la
reconstrucción, el trabajo a mediano y largo plazo en los barrios, en la
ciudad. Una labor que va a encontrar a las mujeres rearmando lo necesario,
uniendo a las personas, activando los vínculos entre instituciones,
organizaciones, vecinos y vecinas. Porque, aunque el espacio público ha sido
vedado históricamente a las mujeres, estas demuestran día a día y más en los
momentos difíciles, que pueden descifrarlo y ocuparlo como nadie, que están
hechas para resistir en la ciudad.
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