La necesidad de un abordaje judicial en clave de género
Por Juliana Díaz Lozano, Centro de Comunicación y Género
El miércoles 19 de septiembre
comenzó el juicio oral y público a cargo del Tribunal en lo Criminal N°5 de
nuestra ciudad, por la violación y el asesinato de Sandra Ayala Gamboa ocurrido
el 16 de febrero de 2007. El cuerpo sin vida de Sandra había sido encontrado
seis días después, en un edificio del estado: el ex archivo del Ministerio de
Economía de la provincia de Buenos Aires, hoy ARBA.
Cinco años y siete meses pasaron del femicidio más paradigmático en
nuestra ciudad, y podemos decir, el hecho más repudiado por las organizaciones
de DDHH y género que acompañaron desde el principio el reclamo encabezado por
Nélida Gamboa Guillén, la madre de esta joven peruana que vino a La Plata para trabajar y
estudiar medicina. En este período de tiempo, el frente del edificio donde asesinaron
a Sandra se convirtió en un espacio para la memoria y la denuncia, en sus
paredes se escriben los nombres de las cientos de mujeres asesinadas cada año
en nuestro país por el sólo hecho de ser mujeres. Ese mismo espacio fue el
epicentro del reclamo para que avanzaran las investigaciones del caso que en
este momento se encuentra en Juicio Oral y Público.
El Tribunal que
entiende en la causa es el Nº5, presidido por la Dra. María Isabel
Martiarena, conformado también por el Dr. Horacio Alberto Nardo y la Dra. Carmen Palacios
Arias. En el proceso, se espera que declaren 147 testigos durante 19 días. El
único acusado en la causa es Diego Cadícamo, quien tiene prisión preventiva
desde febrero del año 2010. La resolución judicial fue dictada por el juez
de garantías César Melazo a pedido del fiscal Cartasegna, bajo los cargos de
“robo calificado por el empleo de arma, abuso sexual con acceso carnal,
coacción, robo simple, homicidio simple y abuso sexual con acceso carnal
agravado por el empleo de arma”. La causa contempla nueve violaciones en total,
siendo la de Sandra una violación seguida de muerte. La mayoría de las víctimas
son jóvenes menores de edad y migrantes de Perú y Bolivia.
Más allá de la
condena para Cadícamo, comprometido por muestras de ADN que lo ubican en la
escena del crimen, desde las distintas organizaciones de mujeres y familiares
de las víctimas que se acercan a presenciar el juicio (con mayor o menor suerte
para ingresar), se espera que en la resolución los jueces evalúen nuevos elementos
que fueron surgiendo de las audiencias. Entre ellos, se cuenta la situación
previa de maltrato y violencia de género que padecía Sandra en la pensión donde
vivía, y la vulnerabilidad social que padecía una mujer joven, pobre e
inmigrante que llevó a que aceptara una falsa propuesta laboral por parte de un
desconocido. En este sentido, se vuelve necesario evaluar el continuo de
violencia y vulnerabilidad atravesado por Sandra Ayala Gamboa, que desemboca en
su violación y asesinato, para poner en
tela de juicio las desigualdades de género que existen en nuestra sociedad.
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