viernes, 28 de septiembre de 2012

Juicio por el femicidio de Sandra Ayala Gamboa en La Plata

La necesidad de un abordaje judicial en clave de género


Por Juliana Díaz Lozano, Centro de Comunicación y Género

 El miércoles 19 de septiembre comenzó el juicio oral y público a cargo del Tribunal en lo Criminal N°5 de nuestra ciudad, por la violación y el asesinato de Sandra Ayala Gamboa ocurrido el 16 de febrero de 2007. El cuerpo sin vida de Sandra había sido encontrado seis días después, en un edificio del estado: el ex archivo del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires, hoy ARBA. 
Cinco años y siete meses pasaron del femicidio más paradigmático en nuestra ciudad, y podemos decir, el hecho más repudiado por las organizaciones de DDHH y género que acompañaron desde el principio el reclamo encabezado por Nélida Gamboa Guillén, la madre de esta joven peruana que vino a La Plata para trabajar y estudiar medicina. En este período de tiempo, el frente del edificio donde asesinaron a Sandra se convirtió en un espacio para la memoria y la denuncia, en sus paredes se escriben los nombres de las cientos de mujeres asesinadas cada año en nuestro país por el sólo hecho de ser mujeres. Ese mismo espacio fue el epicentro del reclamo para que avanzaran las investigaciones del caso que en este momento se encuentra en Juicio Oral y Público.
El Tribunal que entiende en la causa es el Nº5, presidido por la Dra. María Isabel Martiarena, conformado también por el Dr. Horacio Alberto Nardo y la Dra. Carmen Palacios Arias. En el proceso, se espera que declaren 147 testigos durante 19 días. El único acusado en la causa es Diego Cadícamo, quien tiene prisión preventiva desde febrero del año 2010. La resolución judicial fue dictada por el juez de garantías César Melazo a pedido del fiscal Cartasegna, bajo los cargos de “robo calificado por el empleo de arma, abuso sexual con acceso carnal, coacción, robo simple, homicidio simple y abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma”. La causa contempla nueve violaciones en total, siendo la de Sandra una violación seguida de muerte. La mayoría de las víctimas son jóvenes menores de edad y migrantes de Perú y Bolivia.
Más allá de la condena para Cadícamo, comprometido por muestras de ADN que lo ubican en la escena del crimen, desde las distintas organizaciones de mujeres y familiares de las víctimas que se acercan a presenciar el juicio (con mayor o menor suerte para ingresar), se espera que en la resolución los jueces evalúen nuevos elementos que fueron surgiendo de las audiencias. Entre ellos, se cuenta la situación previa de maltrato y violencia de género que padecía Sandra en la pensión donde vivía, y la vulnerabilidad social que padecía una mujer joven, pobre e inmigrante que llevó a que aceptara una falsa propuesta laboral por parte de un desconocido. En este sentido, se vuelve necesario evaluar el continuo de violencia y vulnerabilidad atravesado por Sandra Ayala Gamboa, que desemboca en su violación y asesinato,  para poner en tela de juicio las desigualdades de género que existen en nuestra sociedad.

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